MACERACIÓN Y FERMENTACIÓN

En el post del mes de septiembre te enseñamos las siguientes etapas para producir tu propio vino artesanal y las mejores herramientas para llevarlo a cabo.

¡Hola viticultor! ¿Recuerdas el post del mes anterior en el que te hablábamos acerca de las primeras fases para la elaboración de tu vino casero con las etapas de la vendimia y despalillado?
En esta ocasión, la entrada del mes de septiembre va dedicada a explicar los procedimientos y equipamiento del que debes disponer para macerar y fermentar si estás en este proceso de conseguir tu propia producción de vino.

El proceso de elaboración de vino de producción local para particulares sigue los mismos procedimientos que las producciones que realizan las grandes bodegas, pero a menor escala.

El primer paso es volcar todo el contenido previamente prensado sobre un depósito específicamente diseñado para poder fermentar el líquido.

Dentro del recipiente de almacenamiento se pueden diferenciar claramente dos conjuntos de elementos:

• Por un lado, se halla una capa gruesa superficial, denominada “sombrero”, compuesta por trozos de la piel de la uva y pepitas desprendidas que flotan en la parte superior del contenedor.

• Por otro lado, se encuentra el líquido que queremos fermentar y posteriormente macerar. 

La fermentación tiene la función de convertir los azúcares de la levadura del mosto en alcohol, en un proceso que suele durar entre una semana y diez días.

A continuación, la idea es conseguir que el vino adquiera su sabor tan característico con el proceso de maceración, en el que a través de la mezcla de los sólidos de la parte superior y líquidos de la parte inferior, puedan interaccionar.

En el caso que nos atañe, es decisión del propio viticultor decidir qué periodo considera oportuno para dejar macerando el líquido en el interior de depósitos de almacenamiento de vino.

Ahora que nos encontramos en el momento indicado para comenzar a fermentar y macerar el que es actualmente el mosto de vino, hemos de disponer de la infraestructura necesaria para llevar a cabo nuestros vinos artesanales tales como depósitos de acero inoxidable o bidones de plástico alimentario para vino.

La primera herramienta que os vamos a presentar es la del depósito de acero inoxidable, la cual os explicamos con mayor detalle en la publicación que realizamos en nuestras redes sociales. 

Cabe destacar que entre sus principales características después de la fermentación y maceración se encuentran la conservación y almacenamiento del mosto.

Tenemos en nuestro catálogo depósitos de acero inoxidable con capacidades que abarcan desde los 60 litros, para los productores más pequeños, hasta los 1000 litros si tienes un viñedo más grande.

Además, la mejor manera de evitar que entren agentes externos a tu vino y puedan echarlo a perder, es con la tapa de polvo para depósitos de acero inoxidable, que lo protege de manera profesional y se convierte en un elemento indispensable en caso de que no cuentes con ello o esté dañado.

La segunda herramienta que os recomendamos es el bidón de plástico alimentario para vino, y que también os presentamos en una de nuestras últimas publicaciones en redes sociales.

Entre sus múltiples utilidades también se encuentra la de almacenar el vino, pero es más recomendable para el transporte del líquido debido a los materiales que lo componen más livianos que el acero inoxidable.

En Sucesores de Moreno disponemos de bidones de plástico con formas redondas y rectangulares, y capacidad que abarca desde los bidones más pequeños de 10 litros hasta el más grande que permite almacenar hasta 500 litros.

Además, te ofrecemos una amplia variedad de depósitos para vino, que podrás adquirir en nuestra tienda online, o si lo prefieres, visítanos en nuestra tienda física en el Polígono de los Villares.

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